jueves, 21 de marzo de 2013

Zonificación de la ciudad, importancia arqueológica

Una parte muy importante del trabajo arqueológico de investigación en las ciudades contemporáneas, debe dar cuenta del acelerado crecimiento de estás y su zonificación interna. En el primer caso se debe tomar nota del crecimiento de las ciudades y como nuevas zonas territoriales aledañas con incorporadas a la ciudad. Zonas que a veces están despobladas, pero que en muchos otros casos, cuentan con pequeños poblados, que quedan incorporados a la gran metrópolis. Este proceso rara vez es producto de la planificación, más bien lo es del crecimiento caótico y desordenado de la mayoría de las urbes. Estudiar cómo se da ese proceso de incorporación, en términos territoriales, materiales (infraestructura y equipamiento urbano, transporte), económicos, políticos sociales y culturales es de suma importancia para entender los procesos urbanos contemporáneos. Por otra parte está el tema de la zonficación y rezonificación de la ciudad, es decir, la conformación de barrios, colonias, zonas industriales y comerciales que es un proceso muy dinámico y que en su devenir redefine a la ciudad constantemente. Y en esas redefiniciones, además de los cambios de uso del suelo, está también los cambios  en infraestructura, equipamiento, servicios para satisfacer las necesidades de los nuevos habitantes o usuarios de la zona. En este nivel son importantes los procesos paulatinos de deterioro y regeneración que eventualmente pueden darse den la ciudad. Así como hay zonas que se deterioran, puede haber otras que por el contrario se regeneran adquiriendo nuevos bríos, como el caso de la famosa colonia Condesa en la ciudad de México, que en los últimos años se ha vuelto un lugar de moda y el asiento de restaurantes, bares, cantinas, cafés, librerías y hogar de una nueva generación de habitantes jóvenes con poder económico. Igual cosa se puede decir del Centro Histórico en que el gobierno local invirtió millones de pesos en su recuperación para hacer de esta zona un lugar amigable y seguro para los ciudadanos de la capital y el turista visitante. Cuando una zona de la ciudad es restaurada físicamente, esa restauración trae consigo también cambios a niveles sociales y culturales, nuevos habitantes llegan y también con ellos nuevas actividades muy variadas que enriquecen la zona y a quienes la habitan o visitan. El Arqueólogo puede darse cuenta como se dan grandes variaciones en la infraestructura, el equipamiento y los servicios de la zona, que nos dicen si la zona, barrio o colonia están progresando y elevando su nivel socioecómico o, por el contrario hay un deterioro, con el consecuente aumento, por ejemplo, de delincuencia, inseguridad, falta de servicios públicos e incluso deterioro de la onfraestructura, tales como calles, avenidas, banquetas, alumbrado público. la regla es muy clara, a mayor nivel socioeconómico de los habitantes y usuarios de la zona, mayores recursos materiales y financieros tanto públicos como privados, se gastan en mantener ese elevado estátus de la zona. y a la inversa, entre más bajos sean los recursos de los habitantes, menor serán las inversiones públicas y privadas en la colonia o barrio y las condiciones se vida serán más precarias. La zonificación interna de la ciudad, su división en barrios y colonias, zonas comerciales e industriales de manera ordenada o desordenada, expresan materialmente las diferencias de clase, de estátus que se dan al interior de la gran urbe. Y también manifiestan los conflictos sociales que existen en la sociedad citadina.

domingo, 17 de febrero de 2013

La ropa como objeto arqueológico

A lo largo de este blog hemos propuesto la necesidad de estudio de los objetos muebles  e inmuebles que nos rodean y que usamos cotidianamente. Objetos cuya vida útil es cada vez menor debido al veloz desarrollo científico y tecnológico. La velocidad con que un objeto cae en la obsolescencia varía radicalmente de un tipo a otro, pero dada la dinámica capitalista, todo parece caer en esa dinámica de desgaste acelerado. El consumismo, ampliamente promovido, nos invita a "estar a la moda" y sustitir objetos que aunque todavía sirven y son útiles, ya pasaron de moda, cualquiera que esta sea.  De ahí, ya lo hemos dicho, la importancia de los estudios arqueológicos sobre los objetos presentes. Uno de esos objetos de estudio debe ser sin duda la vestimenta, o sea, la ropa con que nos cubrimos el cuerpo para protegernos de la mirada de los demás y de los cambios climáticos. Objetos, a través de los cuales tratamos de proyectar  una imagen de nuestra posición social, el poder y autoridad, que poseemos, nuestra personalidad particular y hasta nuestra preferencia sexual y género de pertenencia.. Así que la ropa se convierte en una importante área de estudio  dado que ésta nos permite ejercer un rol social, definir un estátus, e incluso enfatizarlos ante los demás. Se puede decir que nos disfrazamos a cada momento para relacionarnos con los demás; queremos presentarnos de una manera aceptable para nosotros mismos y para los demás, aquellos con los que nos hemos de relacionar en el día, compañeros de trabajo, de un club social o deportivo, socios, etc. Consecuentemente, no nos vestimos de determinada manera solamente por nuestro gusto y preferencia, sino también lo hacemos en función de lo otros y de lo que queremos de ellos, empezando por la aceptación, la empatía, y muchas otras cosas más. Nos vestimos entonces en términos de una doble intención, nuestro gusto personal y la aceptación de los demás, especialmente de aquellos con quienes nos relacionamos directamente (o queremos hacerlo), y a los que queremos proyectarles cierta imagen propia. Y esto abarca un amplio espectro de posibilidades respecto a las cuales hacemos un cálculo estratégico sobre que manera de vestir es la más adecuada para las circunstancias en que se llevará a cabo la relación social. Pero aún en la intimidad del hogar, nos vestimos de determinada manea, ya sea que vayamos a dormir, o a simplemente permanecer en casa relajadamente descansando. Y si vamos a ver un juego en el que participa nuestro equipo favorito, pues nos ponemos la camiseta para sentir que brindamos nuestro apoyo a ese equipo. No se diga si somos fanáticos (inchas) y vamos al estadio a presenciar el juego.
La ropa es pues un elemento central en las relaciones sociales, reales o imaginarias, presentes o futuras. La ropa es un objeto (o conjunto de ellos), para afirmar quienes somos y lo que somos o deseamos llegar a ser. No es de extrañar que usemos ropa especial para ejercer una función en la Iglesia, como el sacerdocio, en la milicia de acuerdo a nuestro grado en la misma; ,o en el ámbito de la salud, para resaltar nuestra capacidad como profesionales de la medicina. El vestir la bata blanca, el alzacuello, el hábito de monje, otorgan a la vista de los demás autoridad.  Dar cuenta de las distintas formas en que nos hemos vestido a lo largo de la historia, no es pues, una simple curiosidad intelectual, sino una forma de descubrir  a través de  la misma, cuestiones como la estratificación social, el prestigio, los grupos o clases de pertenencia, la autoridad o poder adquiridos, etc. Así que no puede ser dejada del lado por el arqueólogo del presente y el arqueólogo tradicional que pone su atención en el pasado.

jueves, 7 de febrero de 2013

Las cosas y las relaciones sociales

Las relaciones sociales estan mediadas por los objetos materiales. Sí, en la medida en que no somos entes metafísicos, sino seres de carne y hueso, materiales,  las relaciones con los demás seres humanos están mediadas por las cosas que los propios seres humanos hemos creado para fácilitar esas relaciones. Aun a las relaciones con Dios les pasa lo mismo. De hecho, es en el ámbito de la religión dodnde ha sido más difícil desprenderse de la custión material para adorar a una divinidad que pide que no se haga una imagen de él. Los seres humanos necesitan hacerse de esas representaciones materiales (imagenes, estatuillas, altares) para sentir que pueden ponerse en contacto con la divinidad y comunicarse con ella. Son pocas las religiones que han logrado convencer a sus fieles de no hacerse esas figuras representativas de Dios o los santos, el judaísmo, el Islam, la religión de los Gauranies en el Paraguay y algunas iglesias cristianas lo han logrado con mucho esfuerzo. Pero en la mayoría de los casos, la fuerza de la existenci material se ha impuesto y se ha caído en eso que llaman idolatría.
Pero este mismo fenómeno se da en prácticamente todos los ámbitos de la vida humana social. Las cosas sirven para establecer relaciones con los demás, para facilitar la empatía y la comunicación interpersonales. Si queremos hacer un buen negocio invitamos al posible socio o cliente a comer a u restaurante; si queremos platicar con un amigo le invitamos un café; si queremos mostrar nuestro compromiso sincero con la novia, y el deseo de pasar nuestra vida con ella, le regalamos un anillo de compromiso y después sellamos el matrimonio con las arras y el anillo de bodas. Así podráimos seguir dando una lista interminan nuestras neceble lista de ejemplos. Lo cierto es que los objetos no sólo satisfacen nuestras necesidades biológicas y materiales, sino también las de orden espiritual, afectivo e intelectual. Un buen trago puede cambiar la actitud de el otro respecto a nosotros; un buen ramo de rosas puede derribar las reticencias  y defensas de una chica a la que queremos conquistar. Actulmente, con el desarrollo de la ciencia y la tecnología el número de objetos se ha multiplicado hasta el infinito, y estos satisfacen, por lo menos temporalmente, mucha necesidades humanas. A grado tal, que a veces las cosas acaban volviéndose objetos de culto, como si fueran entes vivos, fines en sí mismos y no lo que en realidad son, apoyos y ayudas para el ser humano. De ahí la importancia de su estudio arqueológico y sociológico.
La nuevas generaciones de arqueólogos deben pues estar entrenadas para estudiar este mundo contemporáneo en que las cosas se han multiplicado y diversificado, y donde han cobrado una importancia capital en la escala de valores humanos. En la medida en que esas cosas, esos objetos, han introducido modificaciones significativas en la sociedad y en las relaciones sociales, son un tema relevante de  estudio arqueológico.  

lunes, 28 de enero de 2013

Rescate del Fuerte de Guadalupe en Puebla

El rescate del Fuerte de Guadalupe, en la ciudad de Puebla, es uno de esos hechos que llaman a la indignación. Más que de un rescate, se trata de una "modernización" que obedece a la irracionalidad del capricho de los gobernantes y a su desconocimiento de la importancia capital que tienen los restos arqueológicos para la historia y la cultura, tanto de la ciudad de Puebla como del país en su conjunto.
La remodelación llevada a cabo en el Fuerte, obedece a criterrios de índole mercantíl y turístico, que a la consciencia plena de preservar los restos del fuerte para las generaciones actuales y futuras. Y eso es del todo inaceptable. Los daños causados a los restos del Fuerte pueden ser irreversibles y permanentes, y quienes autorizaron dicha remodelación y modernización debiesen ser investigados y en su caso castigados, por atentar contra el patrimonio histórico de la nación. Los trabajos de rescate, restauración o modernización jamás debieran poner en riesgo ese patrimonio. Se trata de cuidar y preservar esos restos y en el mejor de los casos reconstruir, pero de acuerdo a las pautas de diseño, y uso de materiales originales de una obra arquitectónica, no de implantarle parches que no sólo afean sino que distorsionan la obra original haciéndole perder mucho de su valor histórico cultural. El compromiso de las autoridades en la materia (INAH) no puede ser favorable a la destrucción de ese patrimonio histórico ni a su .alteración con fines mercantiles, turísticos o políticos. Muy por el contrario, debe esforzarse por mantener lo mejor posible, dentro de lo que las condiciones permiten, la obra arquitectónica en su forma original. Mucho se ha pedido por esta obra "modernizadora" de un lugar tan importante para la historia poblana y nacional. Y los funcionarios e instituciones que promovieron y ejecutaron esa obra de supuesto rescate, deben de enfrentar  las consecuencias de la destrucción de nuestro patrimonio histórico cultural.
Queda claro que detrás de esta obra están los intereses mesquinos, la ignorancia y la corrupción así como una enorme falta de amor por la ciudad, el estado y el país. Parece haber un afán por destruir todo aquello que nos da identidad como pueblo y nación, para dejarnos en la indefensión, sujetos a los ires y venires del capitalismo más descarnado y brutal. Un pueblo sin identidad es una presa fácil de los inteses más cuestionables y dañinos. Un pueblo sin historia y cultura propios es una sociedad muerta en vida.
El Instituto nacional de Antropología e Historia (INAH) debe ser investigado, ya que este caso, del Fuerte de Guadalupe en Puebla, no es el primero en que se acaban privilegiado los intereses mercantiles y políticos de funcionarios o empresarios (nacionales y extranjeros), por sobre los intereses de los mexicanos, de la nación en su conjunto. De igual manera debe serlo la Secretaría de Educación del estado de Puebla,y todos los agentes que de alguna manera están vinculados con esta supuesta remodelación destructora.

lunes, 21 de enero de 2013

Estudios multidimensionales de la ciudad

En el studio de la ciudad ha sido común relacionar a ésta con los fnómenos de la estratificación y la clases sociales. Sin embargo, desde la perspectiva sociológica y el ángulo arqueológico, es indispensable ir más allá y ver que la ciudad no sólo refleja la estratificación social, la estructura de clases en sus distintos barrios, colonias y zonas. También habría que decir, que expresa laa diferencas raciales, la división de géneros y la estructura generacional de la sociedad. No sólo son la burguesía, las clases medias o el proletariado, y el lumpenproletariado quienes viven en la ciudad,  la usan y reproducen y la recomponen a diario; habría que investigar como los distintas generaciones viven la ciudad y cómo también lo hacen hombres y mujeres, por el simple hecho de ser unos y otras. ¿Hacen los niños o los adolecentes el mismo uso de lso espacios urbanos que un adulto o una persona de la tercea edad? ¿cómo viven hombres y mujeres esos mismos espacios públicos y privados  de la ciudad? Son sólo dos de las muchas preguntas que nos podemos hacer respecto a como la sociedad y sus subgrupos hacen de la ciudad. Y eso implica que el trabajo de investigación será una labor muy compleja si entrecruzan por ejemplo genero con grupo de edad más condiciones socioeconómicas, pero que es muy necesario hacer. Esto no significa despreciar los estudios fundamentados en las clases sociales, pero sí profundizar en la complejidad de la vida sociale na la ciudad. El ser hombres y mujeres, o ser jovenes, madultos maduros o pertenecer a la tercea edad, implica difrentes manera de utilizar la infraestructura urbana. El asunto se vuelve especialmente importante si consideramos que, por ejemplo, la ciudad de México tiene, como el país, una mayoria de población jóven, pero también, paralelamente, una creciente población de la tercera edad, y cada uno de esos sectores requiere una infraestructura, un equipamiento urbano diferente. Las aurotidades metropolitana tienen pues que atender a esos sectores. Y tenemos ejemplo con las rampas construidas en los cruces de calles, o los autobuses de piso bajo que facilitan el acceso a personas de avanzada edad, o los taxis rosas, para mujeres y niños, o los carros del tren subterráneo exclusivos para mujeres a horas pico. Sin embargo estamos muy lejos de que se haya hecho todo los posible y necesario para satisfacer las necesidades de la gente de esos diversos sectores sociales. Y claro está faltan los estudios sociológicos y arqueológicos necesarios para entender la compleja dinámica de la ciudad.   Estudios multidimensionales que consideren diversos factores intervinientes desde distintos ángulos.    

sábado, 19 de enero de 2013

Importancia de los estudios arqueológicos

Estudiar la ciudad desde una perspectiva arqueológica centrada en el momento presente, tal como hemos venido planteando en este espacio, obedece a la creencia de que a través del estudio de  la ciudad y sus componentes internos, las obra arquitectónicas, ingenieriles y urbanísticas, es en gran medida posible entender como es la sociedad en un momento histórico y en un territorio especifico, determinados. Es, a mi manera de entender conocer y comprender la acción humana a través del tiempo y en un espacio físico específico.  Y además entender la estructura de la sociedad que queda refleja en la distribución y usos territoriales, en el grado de equipamiento urbano de un barrio, en el tipo de casas habitación, empresas industriales o de comercio o servicios que prevalecen en una zona.
De alguna manera, en ese espacio físico que es la ciudad, o el poblado, o el barrio o colonia, se expresa  la estratificación de clases, la estructura de clases y con ella la dinámica de las relaciones sociales en sus múltiples variantes. Así que una arqueología del presente, enfocada a la ciudad, permite aportar datos sustantivos importantísimos para la propia arqueología, pero también para las demás ciencias sociales y la filosofía. Esta etapa de la historia humana puede resultar inentendible si se dejan del lado los procesos de urbanización y el crecimiento acelerado de las grandes ciudades, y uno de los puntos de vista más enriquecedor es el arqueológico, que nos permite ver materializados en objetos inmobiliarios y mobiliarios, en equipamiento urbano, en obras viales, jardínes y plazas, en maquinaria y herramientas, etc la acción creativa y constructiva humana.   El ser humano es inentendible sin los productos materiales de su imaginación, creatividad, acción y tarbajo. Detrás de esas producciones están las relaciones sociales en general y de producción en particular, entre los hombres, las relaciones entre el hombre, la ciencia y la tecnología o el arte, de ahí la importancia capital de los trabajos arqueológicos sobre el mundo prrsente, sobre la sociedad contemporánea.

viernes, 18 de enero de 2013

Nuevas y viejas tecnologías y materiales

Como hemos comentado en las dos participaciones anteriores, cuando una ciudad, como es el caso de Querétaro, León o Aguscalientes, se encuentra en la transición entre la tradición y la modernidad, en su espacio territorial se dan una serie de combinaciones  no sólo sociales, políticas y económicas, sino también de tipo aruqeológico. Nuevas y viejas tecnologías, métodos, materiales de construcción de mezclan en ese mismo espacio. Si bien las nuevas tecnologías y materiales, tienden a implantarse y prevalecer sobre las viejas y tardicionales. Estás últimas no dessapafrecen del todo, especialmente en las zonas pobres, marginales o históricas. Mientras que las nuevas concepciones arquitectónicas y urbanísticas, así como las nuevas tecnologías y materiales tienden a prevalecer en las nueva zonas de expansión insutriales, comerciales y habitacionales. Lo viejo y lo nuevo se combinan de maneras muy diversas y cambiantes. Y si bien la modernidad dicta la pauta general, la especificidad  de cada ciudad y localidad, y su territorialidad y sus características topográficas, climáticas, hidrológicas, etc. le dan a la trasición entre lo moderno y lo tradicional características particulares únicas, a veces irrepetibles. por más que se copien o imiten pautas y tendencias dearrolladas en las grandes metrópolis, especialmente del primer mundo, en cada sitio esas pautas y tendencias se modifican y adecúan a las condiciones específicas del lugar. De ahí la importancia de estudiar a cada ciudad, a cada urbanización  en lo particular, teniendo en mente las pautas y tendencias generales prevalecientes en arquitectura y urbanización. El método sociológico de los tipos ideales que propuso Max Weber, puede ser muy útil para no sólo detectar el tipo ideal o puro de la ciudad contemporánea, sino esa diferencia entre las pautas generales y las formas particulares que estas asumen en casos específicos y conretos dando lugar a la originalidad, singularidad e individualidad de cada ciudad o poblado. Estas nos dan la pauta para observar la combinación específica de nuevas tecnologías y materiales en un lugar y tiempo específicos que son espacialmente importantes para el trabajo de la arqueoología de presente.